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Obras Póstumas

¿Por qué me tenía que pasar a mí?

Cuestiones y problemas.

 

Silver Chiquero



¿Por qué a mí? ¿Por qué a mi gente? ¿Por qué a mi pueblo?


Cuántas veces en la mayor de las desolaciones nos habremos preguntado: ¿Por qué me sucede tal o cual desgracia? ¿Por qué me tenía que pasar a mí? 


Del mismo modo seguro que habremos llegado a preguntarnos sobre nuestra familia con un ¿Por qué nos ha pasado tal o cual problema cuando a nuestros vecinos no les ha ocurrido nada? ¿Por qué nos ha tenido que ocurrir esto a mi gente? Aún podemos ir más allá cuando nos referimos a nuestro pueblo o nuestra nación, pues seguro que alguna vez nos habremos preguntado ¿Por qué llevamos tanto tiempo bajo el yugo de tal o cual país? ¿Por qué siempre todo lo malo le ocurre a mi pueblo? 

En definitiva, no sólo nos preguntamos ¿Por qué a mí? Sino también ¿Por qué a mi gente? ¿Por qué a mi pueblo? ¿Por qué a mi país?


Podemos cerrar el tema con la respuesta sencilla y clara: por la ley de causa y efecto. El inconveniente es que puede que, así de buenas a primeras, no convenza a la mayoría. Así pues para la presente edición analizaremos el artículo “Cuestiones y Problemas: Las Expiaciones Colectivas” del libro Obras Póstumas de Allan Kardec, del cual condensaremos los puntos más destacados y finalmente analizaremos cuál es la situación actual.



Yo, tú, nosotros


Cada persona reúne tres caracteres: el de individuo o ser en sí mismo, el de miembro de la familia y el de ciudadano y bajo cada uno de estos caracteres puede ser virtuoso como padre de familia y criminal como ciudadano o viceversa, por lo que las faltas cometidas por el individuo, la familia y la nación se expían en virtud de una misma ley que rige por igual al individuo, a la familia, a la nación, a las razas y al conjunto de los habitantes de los mundos como individualidades colectivas. 


Según esta ley natural, y como regla general, todos a quienes en una misma existencia les une una tarea común es porque ya han vivido trabajando juntos para conseguir el mismo resultado y volverán a encontrarse juntos en el porvenir hasta que hayan expiado su pasado o cumplido la misión que aceptaron. Es decir, los miembros de una individualidad colectiva son solidarios tanto del mal como del bien que realicen en común.


... los miembros de una individualidad colectiva son solidarios tanto del mal como del bien que realicen en común.

Así como el asesino expía respecto de su víctima en una o muchas existencias sucesivas hasta la reparación total, sucede igual con los crímenes cometidos solidariamente por un cierto número de personas porque las faltas grupales conllevan expiaciones solidarias. Las convulsiones sociales son la brega de los Espíritus encarnados con el mal que los oprime, luchan, se agitan, destruyen a diestro y siniestro, crean sistemas, proponen remedios más o menos utópicos, incluso cometen mil injusticias en nombre de la justicia, pero más adelante definirán mejor sus aspiraciones y su camino será iluminado.


... las faltas grupales conllevan expiaciones solidarias.

Solidaridad entre pueblos y naciones

Las virtudes de la vida privada no son las mismas que las de la vida pública, por ejemplo, un excelente ciudadano, puede ser muy mal padre de familia, o viceversa, puede que un buen padre de familia y honrado hombre de negocios sea un mal ciudadano promoviendo la discordia, oprimiendo al débil o manchando sus manos con crímenes contra la sociedad. Cuando las faltas de los individuos son cometidas colectivamente éstos vuelven a encontrarse para “sufrir juntos” o para expiarlas reparando unidos el mal provocado, probando su amor a la cosa pública, socorriendo y asistiendo a quienes maltrataron en otro tiempo. 


La distinción entre la responsabilidad de las faltas individuales y las colectivas demuestra de un modo más fijo la solidaridad que une entre sí a los seres y a las generaciones. 

La distinción entre la responsabilidad de las faltas individuales y las colectivas demuestra de un modo más fijo la solidaridad que une entre sí a los seres y a las generaciones. La solidaridad, que es el verdadero lazo social, no sólo comprende el presente sino que se extiende al pasado y al porvenir debido a la equitativa ley de la reencarnación y a la continuación de relaciones entre los mismos seres.


Por consideraciones de orden general se renace a menudo en la misma familia, en el mismo centro, en la misma nación, en la misma raza, siendo ésta la causa del carácter distintivo de los pueblos y de las razas. Por ello los individuos conservan el matiz primitivo hasta que el progreso los transforma completamente.



Mal de muchos


Las desgracias generales alcanzan tanto al inocente como al culpable, sin embargo no sabemos si el inocente de hoy pudo ser el culpable de ayer.  ¿Quién puede estar en lo cierto de no haber sido más o menos participe y quién debe admirarse de ver grandes y terribles expiaciones colectivas? Sin embargo, de semejantes convulsiones sociales resulta siempre un mejoramiento porque los Espíritus se adoctrinan con la experiencia, porque la desgracia es el estímulo que los conduce a buscar remedio al mal y porque reflexionan en la erraticidad para tomar nuevas resoluciones y cuando se reencarnan proceden con más acierto de generación en generación.


Para el Espiritismo la solidaridad es un hecho que descansa en una ley universal de justicia y caridad que enlaza a todos los seres del pasado, del presente y del porvenir y de cuyas consecuencias nadie puede escapar. Gracias al Espiritismo se comprende la verdadera solidaridad y fraternidad, las cuales ya no se verán como deberes circunstanciales porque el reino de la solidaridad y de la fraternidad será forzosamente el de la justicia para todos y el reino de la justicia será el de la paz y de la armonía entre los individuos, familias, pueblos y razas.



El imperio de las ideas


Para el Espiritismo no existen misterios sino una fe razonada apoyada en hechos y amante de la luz que no rechaza ninguno de los descubrimientos de la ciencia ya que ésta es la recopilación de las leyes de la naturaleza y siendo de Dios semejantes leyes, rechazar la ciencia sería lo mismo que rechazar la obra de Dios.


Cualquiera que profundice en los principios del Espiritismo filosófico, que considere los horizontes que nos desvela, las ideas que hace nacer y los sentimientos que desarrolla, tomará parte en la regeneración y será llevado por la fuerza moralizadora de las masas al objetivo al que aspira la humanidad: al reino de la justicia extinguiendo los abusos que han entorpecido el progreso.


La poderosa influencia del Espiritismo como filosofía será más fuerte aún por no ser impuesta y se hará predominante por las modificaciones que introducirá en las ideas, en las opiniones, en el carácter, en los hábitos de los seres y de las relaciones sociales, no ya por las instituciones sociales del mundo regenerado sino por los hombres bajo el imperio de las ideas de justicia, caridad, fraternidad y solidaridad. 



Cambio mi mundo, cambia el mundo


El Espiritismo advierte que si queremos un cambio lo podremos conseguir mediante una reforma seria y radical de nuestras imperfecciones, modificándonos, despojándonos de nuestras malas pasiones, adquiriendo cada día nuevas virtudes y cualidades positivas, enseñando a todos con el ejemplo la línea de conducta que ha de conducir solidariamente a todos los hombres a la dicha, por medio de la fraternidad, la tolerancia y el amor.


La humanidad se compone de personalidades que constituyen las existencias individuales y de generaciones que constituyen las existencias colectivas.

La humanidad se compone de personalidades que constituyen las existencias individuales y de generaciones que constituyen las existencias colectivas. Ambas caminan hacia el progreso por fases variadas de pruebas tanto individuales para las personas como colectivas para las generaciones y cada generación marca un punto de progreso para el conjunto, un progreso irresistible que arrastra las masas al mismo tiempo que modifica y transforma en instrumento de regeneración los errores y preocupaciones de un pasado que tiende a desaparecer.



Análisis de situación


Teniendo en cuenta todo lo comentado podemos enfocarnos en la situación actual sin olvidar las imágenes, audios y vídeos de caos, desesperación y angustia que las inundaciones derivadas de la gota fría o DANA han provocado con el grandioso desastre de nuestros vecinos valencianos y del que a día de hoy no se ha restablecido la total normalidad. No obstante, me siento orgulloso de ver las ganas con las que la población ayuda según sus posibilidades personales para resarcir el daño provocado y para que todo vuelva a la normalidad. Preocupado por las pérdidas de vidas humanas y materiales me pregunto qué registros hay de casos anteriores y por ello vamos a analizar la situación actual en dos grandes bloques.



Natural


Según el estudio de David Wallace-Wells del 26 de octubre de 2022 “Beyond Catastrophe A New Climate Reality Is Coming Into View” (Más allá de la catástrofe se aprecia cómo estamos llegando a una nueva realidad climática) de principios del siglo XX a principios del XXI, la cantidad de fallecidos por desastres naturales a nivel mundial cayó de un promedio de 500.000 por año a 50.000 y eso a pesar de que las catástrofes y/o desastres naturales se están volviendo cada vez más virulentos y potentes,  por lo que parece ser que el esfuerzo en mejora de infraestructuras es cada vez mayor.


Según el artículo de Wikipedia “Desastre natural” los desastres no sólo causan efectos devastadores en el momento en que se producen sino que afectan el desarrollo humano-económico de la región generando pobreza, destrucción de infraestructura, disminución en la producción agrícola y afectando la seguridad alimentaria, la salud y la educación y provocando estancamiento tecnológico y social. Aunque se ha conseguido reducir las pérdidas humanas, no ha sido así con las pérdidas económicas cuyas resultantes de los desastres naturales se han multiplicado por siete desde la década de 1970 hasta la de 2010, pasando de una media de 49 millones de dólares a más de 383 millones de dólares diarios en todo el mundo.



Intencionado


Nos queda ahora analizar la peor categoría, los desastres provocados por el hombre: las guerras. La definición de guerra no está del todo clara aunque existe una comprensión general de lo que es. La Real Academia Española la define como la "desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias" o como la "lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación", mientras que la Enciclopedia Británica la define como "un conflicto entre grupos políticos que involucra hostilidades de considerable magnitud y duración". Yo la calificaría como “La victoria del egoísmo por encima del amor al prójimo”.


Tomando como referencia el artículo de Wikipedia “Guerras por número de muertos” podemos analizar el número aproximado de muertes por conflictos bélicos a lo largo de la historia. Calculando un sumatorio de las 120 guerras con mayor número de muertos de que se tiene registro desde el año 475 A.C. hasta nuestros días, estamos hablando de entre 276 millones por lo bajo y 454 millones por lo alto de muertes causadas directa o indirectamente por las guerras. No hace falta profundizar más pues me bastan estos números para darme cuenta que hemos infligido mucho mal por el que tenemos que pagar como individuos, como familia y como ciudadanos.



La humanidad al rescate de la humanidad


Así pues vemos que las catástrofes naturales han incrementado su virulencia, produciéndose un aumento de las pérdidas económicas y una esperanzadora disminución de las pérdidas humanas. Mientras que las catástrofes digamos intencionadas no han parado desde que el hombre es hombre y a pesar de que se ha reducido el número de “provocadores” y va aumentando el número de almas misericordiosas y caritativas, todavía nos queda un largo camino por recorrer como humanidad. Así que, para ir finalizando, concedamos ahora a Allan Kardec que finalice su artículo en el que nos ofrece un hálito de esperanza razonada.


Cuando la humanidad estudie los principios preconizados por el Espiritismo entrará en la era del progreso y de la regeneración porque trabajarán con ardor en perfeccionar y multiplicar los elementos de felicidad que son obra suya. Puesto que las faltas cometidas colectivamente se expían solidariamente, los progresos realizados en común son asimismo solidarios y en virtud de este principio desaparecerán las disensiones de razas, de familias y de individuos. Siendo así, cuando la humanidad prescinda de sus pañales de la infancia caminará rápida y virilmente a la conquista de sus verdaderos destinos.



Bibliografía:

·Beyond Catastrophe A New Climate Reality Is Coming Into View:

·Anexo: Guerras por número de muertos:




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