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El Libro de los Médiums

¿Cómo consiguen sus vestidos los Espíritus?

Laboratorio del mundo invisible – 1ª parte

(El Libro de los Médiums, capítulo VIII)

 

David Santamaría



Realmente a la pregunta inicial se le podrían añadir algunos interrogantes más: ¿Cómo, dónde, de qué materiales se hacen las vestimentas (y quién las hace) con que se presentan los Espíritus? Veamos el planteamiento inicial de Kardec:


“Hemos dicho que los Espíritus se presentan vestidos con túnicas, envueltos en amplios ropajes o incluso con la indumentaria que usaban en vida. El ropaje amplio parece ser el modo de vestir generalizado en el mundo de los Espíritus. Pero ¿adónde van a buscar la indumentaria que es en todo semejante a la que usaban cuando estaban vivos, con la totalidad de los accesorios? 


(…) Hasta cierto punto era posible comprender la existencia de la ropa, puesto que de algún modo puede ser considerada como si formara parte del individuo.” (ítem 126)


“El Espíritu dispone, sobre los elementos materiales que se hallan diseminados en todas partes en el espacio, en vuestra atmósfera, de un poder que estáis lejos de sospechar. Puede concentrar a voluntad esos elementos y darles la forma aparente adecuada a sus proyectos.” (ítem 128.4)


“Hago de nuevo la pregunta, en forma categórica, a fin de evitar cualquier equívoco. Las ropas con que se cubren los Espíritus, ¿son algo?

Creo que mi respuesta precedente -(se refiere al párrafo anterior ítem 128.4)- resolvió el problema. ¿Acaso no sabéis que el periespíritu mismo es algo?” (ítem 128.5)


No acaba de quedar clara la explicación que se da. Por una parte sabemos que el periespíritu puede adoptar la forma que el Espíritu quiera darle; o sea, como ya se insinúa más arriba la ropa que llevan “de algún modo puede ser considerada como si formara parte del individuo”. Realmente esta parecería ser la explicación más plausible, especialmente teniendo en cuenta que la adopción de determinadas formas por parte del periespiritu es, muchas veces, un proceso automático para el Espíritu. Así, pues, si un Espíritu se manifiesta a alguien que le ha conocido en otra encarnación, de forma automática, casi sin pretenderlo, presentará todas las características físicas que tenía en aquella oportunidad, incluyendo la vestimenta utilizada. Por ello podríamos afirmar que el vestido forma parte intrínseca del cuerpo energético del Espíritu. Pero, ¿podríamos suponer que ello puede ocurrir en todas las circunstancias? Diríamos que sí: pero, no podemos obviar algunos relatos mediúmnicos en los cuales, claramente, los Espíritus expresan que esas ropas se han “fabricado”, por ejemplo:


- En la obra Nosso Lar (cap. 22) se comenta a André Luiz que “Cada habitante de Nuestro Hogar recibe provisiones de pan y ropa”. También (cap. 26): “Tenemos aquí las grandes fábricas de Nuestro Hogar. La preparación de jugos, de tejidos y de artefactos en general…”


- En la obra Violetas en la ventana (cap. 3) el Espíritu Patricia, recién desencarnada, manifiesta que: “Volví al cuarto, abrí el armario y encontré algunas de mis ropas. Como no me gusta andar con ropa de dormir, elegí un jean y una camiseta amarilla”. Al indagar Patricia de dónde ha salido aquella ropa tan similar a la suya le explican que: “Cuando estabas encarnada, vestían ropas materiales. Acá son diferentes, son ropas propias para los desencarnados. Son copias de las que tenías. Las plasmé para agradarte. Cámbialas a gusto.”


Así, pues, de estos textos se desprendía que las ropas estarían “hechas” en aquellas colonias espirituales, ya sea en fábricas (eso ciertamente comportaría preguntas adicionales) o plasmadas mentalmente.


Veamos un último texto del libro de Patricia (cap. 16): “Al principio me cambiaba siempre de ropa, me parecía raro usar una sola, pero fui haciéndolo cada vez menos. Prefería pantalones largos y camisetas. Pero la mayoría, principalmente los más antiguos habitantes de la Colonia, como la señora Dirce, no se cambian la ropa.” 


¿Por qué habría Espíritus que ya no necesitaban cambiarse de ropa? ¿Habrían aprendido a “fabricarla” mental y automáticamente por sí mismos? O bien, ¿esa ropa era ya una forma plasmada en su propio periespíritu, o, mejor dicho, era su periespíritu quién adopta esa forma? En este último caso, ¿cómo se podría explicar que los Espíritus de Nosso Lar obtuvieron ropas “fabricadas” en las fábricas de la Colonia? ¿Hay manera de conciliar ambas posibilidades? Pensamos que sí:


- Inevitablemente, para Espíritus todavía muy apegados al mundo material, aunque sean conscientes de su situación de Espíritus desencarnados, la ropa que utilizan tendrá para ellos la misma consistencia y prestaciones que la que usaban para cubrir su cuerpo físico.


- Para Espíritus plenamente conscientes de sí mismos, o sea para “Patricias”, su vestimenta acabará siendo parte integrante de sí mismos. Por lo tanto, su periespíritu tomará la forma de la ropa que ellos deseen lucir.


- Y, ¿qué pasa con esos Espíritus, como hemos mencionado antes, también desencarnados y muchas veces poco conscientes de sí mismos, que se manifiestan mediúmnicamente, y son vistos por médiums videntes con los ropajes y accesorios que utilizaban cuando éstos les conocieron en el mundo físico? En este caso, ya indicábamos, el cambio de forma es automático sin que el Espíritu se apercibe de ello. Al sentirse como estando nuevamente en aquella situación anterior, él mismo, inconscientemente, altera esos ropajes que no son otra cosa que la forma exterior de su periespíritu. Ello demostraría que, verdaderamente, las vestimentas son parte del cuerpo energético, aunque en ocasiones los Espíritus necesitemos sentir que nos estamos cambiando de ropa.


Seguiremos en próximos números destacando más aspectos interesantes de este extraordinario capítulo, seguramente uno de los escritos más brillantes de Kardec.

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