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Ciencia & Salud

Creación del universo, ¿Dios o el azar?

 

Por Dr. Jonathan Levy

Médico general y espírita

(texto publicado en el blog en feb, 2012 bajo la autorización de Espíritu digital)





Somos un planeta marginal del sistema solar cuyo sol es una estrella marginal entre los miles de millones de estrellas de la Galaxia. Nuestra galaxia a su vez es una entre los miles de millones de galaxias de nuestra Hipergalaxia, que es una entre los cientos de millones de hipergalaxias de nuestra Mega Galaxia que... Y desde aquí, una ínfima gota de agua del océano de lo cósmico, regido todo por un orden perfecto que tuvo un Programador que así lo ideó y que, por darle algún nombre, es DIOS.


Los pensadores materialistas tienen su juguete-dogma con el Big Bang para defender su Cosmogénesis, pero sufren lo indecible con lo puntual planetario y buscan y rebuscan el eslabón perdido que les permita explicar nuestra Antropogénesis, para la cual no hay dogma absoluto por ellos planteado, sino que frustración tras frustración en su búsqueda enmarcada en el azar y con pavor ante la cercanía de un Origen Divino para el Cosmos, la Tierra y el Hombre cuya realidad los está alcanzando. Sufren viendo que no convencen con el trillado argumento que descendemos del mono, que el mono a su vez desciende de un mamífero menor que surgió de un reptil, que el reptil desciende de un pez, que el pez desciende de una célula que en el mar al azar se formó.


Hoy la Ciencia racionalista lineal afirma que la Tierra, a lo menos, tiene más de 4.500 millones de años y que la vida comenzó "al azar" hace unos 3.500 de millones de años, como resultado de una compleja secuencia de reacciones químicas que se sucedieron de manera espontánea en la atmósfera de la Tierra mediante este proceso:


Los planetas del Sistema Solar se condensaron hace unos 4.700 millones de años a partir de una gran nube de polvo y gas que orbita en torno al Sol. Unos 1.000 millones de años después se originaron las primeras moléculas gigantes de proteínas por el enlace de aminoácidos y péptidos lo que liberó agua gracias a la energía que llega desde el Sol. La caída de meteoritos podría haber dejado compuestos orgánicos, o se formaron directamente en el mar. Lo que da lugar a las protocélulas que, por medio de la organización de cadenas de péptidos y ácidos nucleicos dan vida a la protocélula que pasa a ser célula con ADN y cromosomas. Estos primeros organismos, por la falta de oxígeno atmosférico, eran anaeróbicos. Mediante el proceso de la fotosíntesis unas bacterias u organismo unicelulares disocian los átomos y sintetizan azúcares. Eran unicelulares que se agrupan en colonias similares a algas. Viene la evolución bacteriana de anaeróbica a aeróbica por haber ya oxígeno y parte la evolución en la Tierra hacia seres cada vez más complejos en los mares y desde allí en la tierra, hasta llegar al mono y del mono al hombre…


¿Al azar?


Recurro a Sir Fred Hoyle para poner a los materialistas con los dos pies en la Tierra de la realidad y bajarlos del limbo de la irrealidad científica. Con lógica línea de pensamiento, que por ser tan lógica es irrefutable, nos dice sobre esas teorías gnósticas el sabio Sir Fred: Las probabilidades de que la vida se haya originado de manera fortuita y por medios puramente naturales es de 1/1040,000. Una forma de ver lo gigantesco de este número es sabiendo que los científicos físicos nos dicen que en el universo entero existen 10130 electrones. O sea, un 10 seguido por 130 ceros. (Recuerden que "Un electrón es la partícula más pequeña de materia que se puede medir"). Sería mucho más fácil que ese azar el que un hombre con los ojos tapados elija y encuentre uno solo de esos electrones, en una única oportunidad, después de andar por todo el universo para escogerlo. La noción de que no solamente los biopolímeros sino además el programa operativo de una célula viva, pudiese lograrse por azar en una "sopa" orgánica primordial aquí en la tierra es evidentemente un extremadísimo disparate.


El problema es que hay cerca de dos mil enzimas, y la probabilidad de obtenerlas todas en un ensayo al azar es de solamente 1 en (10 20) 2.000 o 1 dividido 10 40.000, una probabilidad ridículamente pequeña que difícilmente ocurriría aunque todo el universo fuese una sopa orgánica. No importa cuán grande sea el ambiente que uno considere, la vida no pudo haberse dado al azar. Para la vida se necesita más que una simple molécula de proteína; tan solo para que una célula se mantenga activa se necesitan 2.000 diferentes proteínas, y la probabilidad de que todas ellas se presenten al azar es de sólo 1 en 10 40.000. Este cálculo desestima la afirmación de la creación espontánea.

 

La probabilidad de que una célula se forme de manera casual

es tan mínima como la posibilidad de que un libro sea impreso por medio

de una explosión que ocurra en una imprenta.

 

Es imposible que el ADN evoluciona y se formará de una forma casual. La posibilidad de que los aminoácidos de una célula humana se puedan unir al azar, es matemáticamente absurda. La falta de credibilidad de la casualidad es matemáticamente demostrable con esta analogía: ¿Cuáles son las posibilidades de que un tornado que pase por un lote de basura que tiene todas las partes de un avión, accidentalmente se junten y creen otro avión listo para despegar? Las posibilidades son tan remotas e insignificantes incluso si un tornado pasara por todos los lotes de basura del universo. O es tan improbable que una proteína de hemoglobina, con sus 141 aminoácidos, sea formada por selección como el que un huracán que arrasara un desguace de chatarra ensamblara un avión Boeing 747. Esto significa que no es posible que la célula pase a existir por medio de coincidencias, y por lo tanto, de modo definido, tiene que haber sido "creada". En realidad una teoría así (que la vida fue montada o convocada por una inteligencia) es tan obvia que uno se asombra de porqué no es ampliamente aceptada como algo autoevidente. Las razones son psicológicas antes que científicas. La materia no puede generar vida por sí misma, sin una interferencia deliberada. Al observar el universo, uno debe darse cuenta de que es una estructura intelectual. La vida no puede haberse producido por casualidad. Hay una Inteligencia coexistente con el universo.



pero, ¿es posible?


En 1953, Stanley Miller, un joven estudiante de la Universidad de Chicago, hace un experimento que revoluciona a la comunidad científica, y satisface especialmente a aquellos científicos que trataban de buscar en la ciencia una explicación alternativa a los orígenes de la existencia. Una explicación que no tuviera que ver con Dios. Stanley Miller les dio la respuesta que buscaban. Hizo un experimento, una experiencia de laboratorio para demostrar cómo había aparecido la vida, a partir de circunstancias aleatorias. Miller tomó un poco de agua destilada, junto con gases de amoníaco, metano e hidrógeno y aplicó flashes de descargas eléctricas durante dos días y medio, casi tres. Más tarde analizó el contenido del agua y detectó aminoácidos. Los aminoácidos son los elementos primordiales para las proteínas, que son los ladrillos de la vida. Por lo tanto, había quedado demostrado, científicamente, que la vida puede aparecer por chance.


Un famoso científico, Premio Nobel, George Wald, publica en Scientific American, en el año 1954, toda esta experiencia, ampliándose mucho más, y la analiza diciendo que definitivamente la ciencia demostró que la vida pudo aparecer por casualidad. George Wald escribe lo siguiente: “El tiempo lo hace todo (dado el suficiente tiempo), lo imposible se hace posible, lo posible probable y lo probable cierto.” El tiempo hace los milagros. Creo que si tuviéramos que buscar una poesía del agnosticismo, o el ateísmo puesto en un poema, no encontraríamos algo más hermoso y seductor que esto...: "El tiempo lo hace todo. Dios queda entonces excluido, porque encontramos el origen de la vida sin necesidad de un Creador, por simples flashes de luz que arremeten sobre los gases primordiales.


Pero en 1959, la comunidad científica se conmocionó otra vez. ¿Por qué? Porque esta vez un científico llamado Harold Morowitz descubre un pequeño problema en la teoría de Miller y Wald. Descubre lo que Ortega y Gasset definiría como el gran problema de las especializaciones: que estamos llegando a una sociedad en donde cada cual sabe más sobre menos cosas. Y aquí pasó algo parecido. Wald, un fantástico biólogo, aparentemente no era muy bueno en matemáticas. Y ¿qué es lo que descubre el Dr. Morowitz? Morowitz descubre, y Scientific American lo publica, que la probabilidad de que surgiera una bacteria de la nada por casualidad, de la misma forma que lo había inducido en laboratorio Stanley Miller en 1953, era tan mínima que el tiempo que la ciencia le atribuye al universo no hubiera alcanzado. Simplemente no existió el "tiempo suficiente" de Wald... Tendría que haber pasado mucho más…


Vamos a mencionar un libro que espero puedan conocer y leer: "Génesis y el Big Bang" del Dr Gerald Schroeder. Está traducido desde hace varios años al castellano. Es un libro impactante y sumamente interesante para la persona de fe que tiene este debate interno. Allí dice así: "Harold Morowitz, físico de la Universidad de Yale, publicó en 1968 el libro Flowing Biology. Junto a otros físicos y matemáticos había visto con preocupación la facilidad con que algunos científicos daban por sentado, al estudiar el origen de la vida, que se produjeran acontecimientos tan poco probables. Estos científicos aceptaban tal ocurrencia sin intentar siquiera una investigación rigurosa sobre la probabilidad de que efectivamente sucediera. Morowitz calculó el tiempo necesario para que reacciones químicas aleatorias (=casuales) formaron una simple bacteria. No un organismo completo, no estamos hablando de un ser humano, ni siquiera de una flor, tan sólo una simple bacteria unicelular. Basando sus cálculos en una velocidad bastante optimista de estas reacciones y suponiendo que todas las casualidades se van a dar, concluyó que el tiempo para formar una bacteria excede no solamente en 4.500 millones de años la edad de la tierra, sino también 15.000 millones de años la edad que la ciencia le atribuye al universo."



La teoría de que la vida se haya originado por casualidad es considerada matemáticamente imposible. No existió el tiempo para que esas casualidades se dieran.

Un científico llamado George Ferrows, que calculó la probabilidad matemática de que el Big Bang haya sido casual, también hizo el siguiente análisis acerca de las posibilidades para que una ley física, una sola ley física de las que gobiernan nuestro Universo, haya podido surgir por casualidad. Es un científico secular así que no hay que sospechar de ninguna tendencia... El dijo que la probabilidad de que apareciera por ejemplo la entropía o la ley de gravedad por sí mismas es 1 sobre 10123. Lo que quiere decir 1 sobre un 10 con 123 ceros arriba a la derecha... Y por lo tanto este científico secular, Dr. Ferrows, concluye que necesariamente un Creador inteligente tuvo que haberlos creado, ya que es virtualmente imposible que ocurra por casualidad algo cuya probabilidad es 1 sobre 10 a la 123. El no menciona a Dios, pero habla de un Creador, habla de una inteligencia superior que tuvo que haber intervenido. Por chance no pudo haber ocurrido.


Stephen Hawking escribió en su libro “The Brief History of Time” “La breve historia del tiempo” lo siguiente: “En verdad el universo pudo haber concebido a la vida, pudo haberse concebido de casualidad.” ¿Conocen Ustedes la metáfora de los monos sobre una máquina de escribir? Dicen que suponer que el mundo hubiese podido surgir por casualidad sería como si dijéramos que 10 monos sobre 10 máquinas de escribir pudieran escribir (dándoles suficiente tiempo) un soneto de Shakespeare. Entonces Hawking dice así "Es algo parecido al bien conocido ejemplo de la horda de monos martillando sobre máquinas de escribir. La mayor parte de lo que escriben será desperdicio, pero muy ocasionalmente, por puro azar, imprimirán uno de los sonetos de Shakespeare". ¿Suena bien? Si lo dice Stephen Hawking... Pero no dejen de advertir que hay una diferencia entre Ferrows y Hawking. Ferrows da números. Stephen Hawking hace un cálculo más bien cualitativo. No da números... ¿Qué tiene que hacer un buen científico a partir de lo que dice Stephen Hawking? Comprobarlo. Cuantificar la probabilidad. ¡Vamos a hacer los deberes que nos dio el Profesor Hawking! Vamos a calcular con qué probabilidad podría aparecer un soneto de Shakespeare... de casualidad... Los sonetos de Shakespeare tiene 14 versos. Tomemos uno de ellos, el que toma como ejemplo Gerald Schroeder, tiene en sus 14 versos, 488 letras. ¿Cómo hacemos el cálculo para saber la probabilidad? Hay 26 letras en el alfabeto inglés (sin la elle y la che). Para definir cuál es la probabilidad de que esto ocurra por casualidad vamos a empezar por calcular 26488, o expresado en decimal, que sería 10690. Es decir 1 posibilidad en 10690 .



¿Alguien se da cuenta de lo que este número significa?


¿Qué quiso decir Hawking?


Aparentemente que el universo pudo crearse por chance "la mayor parte será basura, pero con el tiempo, algún soneto surgirá...". Cuando alguien distraídamente lee eso dice, bueno, si Stephen Hawking lo dice... el ya habrá hecho la cuenta... Yo no creo que él haya ignorado que la probabilidad que le estaba dando era incluso inferior a la del propio Ferrows. Para que ustedes tengan noción de lo que significa ese exorbitante número 10690 les voy a dar algunos ejemplos: El universo tiene, de acuerdo a la teoría del Big Bang, una edad 15 mil millones de años reloj-hombre. ¿Alguien sabe cuántos segundos hay en 15.000 millones de años? En 15.000 millones de años hay 1018 segundos. Nada más que eso. Para que se den todas estas casualidades, este 1 sobre 10690, una por segundo, no alcanzan ni soñando los 1018. No alcanzarían jamás... ¿Saben cuál es la masa TOTAL del universo? Ni siquiera lo podemos concebir... Bueno ¿saben cuánto es en gramos? 1056 gramos. Esa es toda la masa del universo. Por lo tanto, si vamos de nuevo a las estadísticas, dice el Dr. Schroeder que "Para escribir por casualidad uno de los sonetos de Shakespeare sería necesario que todos los monos del mundo, además de todos los otros animales existentes, aporrea en máquinas de escribir fabricadas con todo el hierro existente del universo, durante un período superior a todo el transcurrido desde el Big Bang, a un ritmo de una prueba aleatoria por segundo y aún así la probabilidad de que apareciera un soneto sería infinitamente pequeña". Para formar una sola frase de 16 letras, con todas las combinaciones posibles llevaría 2.000 millones de años. El universo existe, según sus cálculos, solamente desde hace cerca de 15.000 millones de años. ¿Qué nos está vendiendo Hawking, entonces?


Y no estoy ahora cuestionando a la ciencia en nombre de la fe. Simplemente estoy haciendo un cálculo, el mismo que me propone nada menos que Stephen Hawking. Y mis conclusiones están muy lejos de las de él, calculando la probabilidad según el ejemplo que él mismo me propuso…



Creación o evolución


Dios pudo haber creado Su mundo en un solo día o incluso con una sola palabra. Pudo haber dicho: “Que sea el mundo” y ya está, el mundo, tal como lo conocemos, se hubiera creado. Sin embargo, la misma Biblia nos habla de un proceso evolutivo o progresivo de creación. No todo aparece de una vez o simultáneamente. Dios invierte diez enunciados para crear su mundo. Hay un desarrollo de la vida de menor a mayor.


Cuando la Biblia habla de la iniciación de la vida dice: Dios dijo: que "la tierra" produzca la vegetación... Y así fue. Y cuando se crean los seres vivientes, ocurre lo mismo: Dios ordena que el agua produzca, haga surgir, a los peces, reptiles, y aves, y finalmente, cuando deben aparecer los animales más desarrollados Dios le ordena a la tierra que ésta haga surgir a los animales. Todo lo que vuelve a la tierra, incluyendo el cuerpo del hombre, fue originado por la tierra o por el agua. De la tierra se originó la vida, según lo dice "explícitamente" la Biblia. Por supuesto que la tierra no tiene vida propia.


Lo único que Dios no crea a partir de la tierra es el alma humana que no regresa a la tierra...


Para nosotros, por lo tanto, no representa ningún desafío teológico que se descubran "restos" de una evolución. O que se encuentre un origen común a ciertos elementos de la Naturaleza, todo lo contrario.... Quizás la única diferencia, muy difícil de probar o rechazar científicamente, sea si esta evolución fue ciega o dirigida por el Creador. Por lo demás, el hecho que la obra de Dios es llevada a cabo por Sus "agentes" está expresada explícitamente en la Biblia.


Sir Frederick Hoyle publicó su libro "El Universo Inteligente", donde apunta la necesidad de la existencia de Dios. La revista norteamericana "TIME", en un artículo de Arthur White lo anunciaba con este título: "El astrónomo que ha visto la LUZ". La LUZ con mayúsculas, se refiere a Dios. El subtítulo era: "Según Hoyle, una inteligencia superior guía la Naturaleza". En este libro, Fred Hoyle reconoce las dificultades de su teoría hasta el punto de abandonarla, como afirma el profesor de Astronomía de la Universidad de Harvard (EE.UU.) Donald H. Menzel. La teoría del Universo estacionario de Fred Hoyle no cuenta con ninguna prueba experimental hasta el presente. Este modelo está hoy abandonado por las insalvables dificultades encontradas. Está hoy tan abandonado, que Nigel Henbest astrónomo inglés de la universidad de Oxford en su libro "El Universo en explosión" titula uno de los capítulos: "Muerte de la teoría del Universo estable". Muerte que el mismo Hoyle inició al recibir la LUZ.


Fred Hoyle, el astrónomo y matemático inglés que bautizó como Big Bang a la teoría de una gran explosión que dio origen al universo, falleció a la edad de 86 años. Hoyle (1915-2001) fue uno de los primeros científicos en aplicar las ecuaciones de la relatividad de Albert Einstein y los conceptos de la física moderna a la cosmología.


Intentemos descubrir las razones de este cambio tan radical en Hoyle, pues como sabio ateo materialista tenía todo el poderoso apoyo del mundo farandulero que mueve al rebaño humano alejándose de su realidad Suprahumana. Supongo no le debe de haber sido nada de fácil reconocer y aceptar su error de cuna, de formación y científica convicción y pasar a ser una dolorosa espina irritativa para quienes eran sus pares al defender en sus últimos 18 años de vida esa LUZ Divina que él, gracias a la Ciencia encontró fuera, en el macro y micro universo y dentro, en su realidad interior. Hoyle, aún para reconocer su error, fue práctico, y esa práctica del método científico racional quitó el habla a quienes niegan a Dios.


Dijo: Cualquiera familiarizado con el cubo de Rubik [cubo constituido por cubos más pequeños con seis colores diferentes; el juego consiste en que todos los cubos de cada una de las seis caras queden con el mismo color] admitirá que es casi imposible que un ciego que moviese las caras al azar resolviese el juego. Ahora imagínese 1050 ciegos, cada uno con un cubo de Rubik con sus colores mezclados, e intente concebir la probabilidad de que simultáneamente todos ellos resolvieran el juego. Entonces uno tendría la probabilidad de arribar, por mezcla al azar a uno solo de los muchos biopolímeros [grandes moléculas, como los ácidos nucleicos ADN y ARN, o las proteínas] de los cuales depende la vida. La noción de que no solamente los biopolímeros sino además el programa operativo de una célula viva, pudiese lograrse por azar en una "sopa" orgánica primordial aquí en la tierra es evidentemente un extremisimo disparate.

 

Una célula es tan compleja que incluso el alto nivel de tecnología

obtenido por la humanidad no puede producir una de ellas.

Ningún esfuerzo por crear una célula artificial ha tenido éxito.

 

Una célula es tan compleja que incluso el alto nivel de tecnología obtenido por la humanidad no puede producir una de ellas. Ningún esfuerzo por crear una célula artificial ha tenido éxito. En realidad, muchos intentos en tal sentido han logrado solamente la frustración y fueron abandonados.


Los evolucionistas confiesan que la probabilidad de que los átomos y las moléculas apropiadas se juntaran debidamente para formar tan solo una molécula proteínica sencilla es de 1 en 10113, este número es mayor que la cantidad total de átomos que se calcula para todo el universo. Los matemáticos consideran que cualquier suceso que tenga una probabilidad de ocurrir de menos de 1 en 1050 nunca sucede. Para la vida se necesita más que una simple molécula de proteína; tan solo para que una célula se mantenga activa se necesitan 2.000 diferentes proteínas, y la probabilidad de que todas ellas se presenten al azar es de solo 1 en 1040.000. Este cálculo desestima la afirmación de la creación espontánea.


Es imposible que el ADN evoluciona y se formará de una forma casual. La posibilidad de que los aminoácidos de una célula humana se puedan unir al azar, es matemáticamente absurda. Esto significa que no es posible que la célula pase a existir por medio de coincidencias, y por lo tanto, de modo definido, tiene que haber sido "creada". En realidad una teoría así (que la vida fue montada o convocada por una inteligencia) es tan obvia que uno se asombra de porqué no es ampliamente aceptada como algo autoevidente. Las razones son psicológicas antes que científicas. La materia no puede generar vida por sí misma, sin una interferencia deliberada: Si hubo un principio básico de la materia que de alguna manera condujo a los sistemas orgánicos hacia la vida, su existencia debería ser fácilmente demostrable en el laboratorio. Por ejemplo, uno podría tomar una bañera donde preparar el caldo primitivo, llenarla con cualquiera de los elementos químicos de naturaleza no biológica que le plazca. Después se puede bombear los distintos gases que más le guste sobre esos elementos químicos, o a través de ellos, e irradiar todo con el tipo de radiación que se le ocurra. Dejemos a continuación que el experimento prosiga durante un año y veamos después cuántas de las 2 mil enzimas (proteínas producidas por células vivas) han aparecido allí. Yo le daré la respuesta, así ahorra el tiempo, los problemas y los gastos para hacer el experimento. No encontrará nada en absoluto, excepto, posiblemente, un sedimento aglutinado compuesto de aminoácidos y otros elementos químicos orgánicos simples. Al observar el universo, uno debe darse cuenta de que es una estructura intelectual. La vida no puede haberse producido por casualidad.

 

Tan pronto como nos damos cuenta que

las probabilidades accidentales

del origen de la vida son ínfimos,

el concepto de casualidad resulta absurdo.

 

La ciencia moderna se basa en la idea de un universo geocéntrico, dogma que adquirió forma alrededor del año 500. La propensión humana a pensar de este modo no sólo causa estragos en el campo de la ciencia; su influencia perniciosa se hace sentir en toda nuestra visión del mundo. El sesgo geocentrista que impregna gran parte de la ciencia moderna tiene mucho que ver con el antropocentrismo y en el etnocentrismo que caracterizan la civilización moderna. Todas estas perspectivas derivan del mismo modelo: la "caja cerrada". Esta mentalidad podría aligerarse, mediante un enfoque de la vida y del universo más cercano a la "caja abierta".

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