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La Génesis según el Espiritismo

El papel de la ciencia acerca de la Génesis
 

Vera Lúcia Dalessio


El origen de la mayoría de las civilizaciones está muy ligado a la historia de sus religiones. Por eso, sus primeros libros han sido religiosos. Todas las religiones se mezclan con el principio de las cosas. Lo mismo sucede con el asunto de la Humanidad, sobre la formación del Universo.


Las explicaciones varían según los conocimientos de su tiempo. Por eso, vimos que los primeros libros sacros son, a la vez, los de ciencia, y por mucho tiempo, fueron los que regían los códigos de las leyes civiles. El hombre necesitaba mejorar no sólo sus deficientes medios de observación, sino incrementar el desarrollo de la inteligencia y del conocimiento de las leyes de la naturaleza.


A medida que fue adquiriendo esos conocimientos y penetrando en los misterios de la creación, rectificó las ideas formadas sobre el origen de las cosas. El camino ha sido largo, hasta que la ciencia abrió las puertas para esas luces. Fue a través de la astronomía, de la física, de la química, de la botánica, de la zoología, de la paleontología, de la antropología, que se iniciaron los conocimientos necesarios para seguir las huellas de la Humanidad, a través de los tiempos.


Todas las ciencias, complementándose mutuamente, aportaron su acervo indispensable para el conocimiento de la historia terrestre. Hasta entonces, el hombre era guiado solamente por sus hipótesis. La ciencia parece la encargada de explicar la génesis según las leyes de la naturaleza, pero aún no se logran resolver todos los problemas que se suscitan. Sin embargo, aunque falten elementos a ser completados, estamos basados sobre ciertos datos previos y el conocimiento faltante no perjudicará al conjunto.


De todos los Génesis antiguos, el de Moisés es el que más se aproxima a los descubrimientos de la ciencia moderna. Aunque tengamos que considerar los cambios de interpretaciones de las palabras a través del tiempo y la evolución ocurrida desde entonces.


La biblia oculta verdades sublimes tras sus múltiples alegorías, pero aún no estamos en condiciones de comprenderlas totalmente. Vivimos en una constante disputa entre la fe plegada por diversas religiones y las respuestas de la ciencia. Si los hechos contradicen las palabras que se les atribuyen, lógicamente deducimos que Dios no las has pronunciado, y que han sido mal comprendidas. Lo probable no es que la ciencia esté equivocada sino los hombres han creado prematuramente dogmas absolutos, que pasan a ser desmentidos por la experiencia científica.


Ha de saber amoldarse a las evoluciones, a los avances, y caminar junto al nuevo estado de las cosas. No es posible detener el tiempo. Ninguna religión jamás progresó positivamente sosteniendo errores manifiestos. La religión que no contradiga las leyes de la naturaleza, que es la obra de Dios, nada tiene que temer del invulnerable progreso.


La Génesis comprende dos partes, la historia de la formación del mundo material y la historia de la Humanidad, en su doble principio: Espiritual y Corporal. La ciencia se limitó al estudio de las leyes que rigen la materia, pero solo estudió su envoltura corporal y el mecanismo del universo. Lo hizo con gran precisión, rectificando así muchos errores de la Génesis de Moisés.

La historia del hombre, considerado como ser espiritual, entra en la órbita del estudio de la filosofía. La misma solo formó conceptos contradictorios, partiendo de la Espiritualidad y llegando hasta negar el principio espiritual, sin solucionar la cuestión.


A medida que fue adquiriendo esos conocimientos y penetrando en los misterios de la creación, rectificó las ideas formadas sobre el origen de las cosas.

Para el hombre que tiene cuestionamientos sobre de dónde viene, hacia dónde va, si ya ha vivido antes, si tornará a vivir, cómo será su destino, es más importante su historia espiritual que su historia física. Entretanto la ciencia calla sobre estos puntos, la filosofía abre discusión al respeto, agregando muchos adeptos en busca de respuestas.


Todas las religiones tienen algo en común, aunque no lo demuestren: la existencia del alma.

Muchas imponen conceptos a sus fieles, invitando a una fe ciega y sin abordar un análisis serio.


Así el hombre oscila entre la duda y la incredulidad, viviendo en incertidumbre sobre lo concerniente a la vida futura.


Por mucho tiempo, el hombre era errante de sistema en sistema, hasta que descubrió las leyes que gobiernan la materia y aplicó el método experimental, implicando observación, manipulación y registro de las variables que lo afectan. Lo mismo ocurrió en el orden moral.


Hasta el presente, el estudio del principio espiritual comprendido en la metafísica, fue puramente especulativo y teórico, por lo que podemos deducir que ese conocimiento estaba reservado para nuestra época.


En el Espiritismo este estudio es experimental. Con la ayuda de la mediumnidad, más estudiada, generalizada y desarrollada en nuestros días que en el pasado, el hombre se encuentra en posesión de un nuevo medio de observación. A través de él, se ha podido estudiar el elemento espiritual. El mundo material y el espiritual están en contacto incesante y son solidarios entre sí. Aunque ni la ciencia de lo material como tampoco la de lo espiritual hayan pronunciado la última palabra, ¡gracias a Dios, ya estamos camino a ello!

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